Reggae Rula, vol. 1

VV. AA.

LP - 2014

Hubo un tiempo en que en este país el Reggae se hacía con más ilusión que conocimiento real, con más ganas que medios técnicos, con más ilusión que vías de promoción. Tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, el país había entrado en una supuesta transición democrática que se vivía con ilusión e incertidumbre. La población despertaba a los cambios en todos los sentidos, y en el ámbito cultural se abrazaban con ganas las corrientes que llegaban desde más allá de nuestras fronteras.

También empezaban a llegar con fuerza las vibraciones del reggae jamaicano, que había vivido, durante los 70s, su época de mayor esplendor, en la cual se había exportado internacionalmente y en especial a los centros geográficos de tradicional migración de la población jamaicana como el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos. La forma de entender la música de los jamaicanos estaba revelando su extraordinaria influencia en las nuevas formas musicales en todo el planeta. Aquí, esa influencia era todavía escasa, excepto por puntuales muestras de versiones de temas de éxito realizadas por artistas españoles. Pero la enorme huella en todo el mundo del mayor embajador de la música jamaicana, Bob Marley, empezaba a hacerse notar. Su muerte en 1981 elevó su figura a la categoría de leyenda de ámbito planetario y sus mayores hits empezaron a sonar en pistas de baile y emisoras radiofónicas de cualquier punto del globo. Con él, otros artistas jamaicanos como Third World, Jimmy Cliff o Peter Tosh empezaron a formar parte del corpus musical al que podía acceder el ciudadano medio.

Por otro lado, la oleada punk de 1976-77 había cambiado sobremanera el panorama musical internacional. Cualquier joven con ganas podía empezar a rascar una guitarra eléctrica con cuatro acordes o aporrear una batería con algo de rabia bien dirigida. La imaginación se ponía por delante de la técnica y montones de grupos aparecían por todas partes con la idea de expresar su rebeldía frente al sistema o simplemente de hacer música fresca y valiente. Ese estado de cosas propició nuevos movimientos como la New Wave y, hacia finales de década, una ola de música fuertemente influida por el sonido jamaicano que cobró el nombre de su sello discográfico más representativo, Two Tone. El apelativo estaba en consonancia con el grafismo del sello, dibujado en dos tonos, el blanco y el negro. Y, efectivamente, en los suburbios de las principales ciudades británicas los jóvenes blancos y negros, principalmente descendientes estos últimos de inmigrantes jamaicanos y caribeños, se unían para crear un infeccioso ritmo que no era otra cosa que un cruce de pop con ska y reggae resuelto con el marchamo insolente del punk. La onda expansiva era imparable.

Poco a poco, en los primeros 80s empezaron a crearse, también en la “España de las autonomías”, formaciones que recogían el testigo del reggae y el ska para recrearlo a su manera. Entre la floreciente maraña de grupos de pop y rock del momento, Euskadi, Valencia, Cataluña, Madrid y algunas zonas de Andalucía empezaban a comportarse como tímidos focos neurálgicos del sonido jamaicano. En un primer momento encontramos a Potato, originarios de Vitoria-Gasteiz, y los valencianos Jah Macetas. Malarians (Guaki Taneke?) y Desakato Dadá hacían lo propio desde Madrid y, en Barcelona, Skatala y Dr. Calypso abrían fuego con un sonido más orientado hacia el ska y sonidos afines.

Por aquel entonces ya habían integrado el ska y el reggae en su particular arsenal musical las formaciones del llamado Rock Radikal Vasco, una etiqueta que no acababa de satisfacer a nadie pero que englobaba grupos del entorno euskaldun de marcada raigambre punk como Hertzainak, Kortatu, La Polla Records o Barricada. En su caso, lo jamaicano representaba una alternativa estilística más dentro de su propuesta musical, de forma similar a como lo había sido para los punks británicos. Pero en el caso de Potato, en funcionamiento desde 1984 y ocasionalmente metidos también en el mismo saco, su propuesta era iconoclasta y cercana al punk, pero transmitida a través del reggae y el ska. Sus primeros temas fueron versiones de originales jamaicanos a los que se les cambiaba la letra, cantada ahora en castellano y conteniendo toneladas de ironía y crítica corrosiva, como “Miguelín El Casero” (“Sammy Dead-O” de Eric Morris), “Jamaica Ska”, “Punky Reggae Party” o “Monkey Man”.

En Valencia había nacido Jah Macetas en 1983 sobre la base de una formación anterior llamada Julio Fari Y Sus Macetas. A diferencia del sonido festivo y revulsivo de Potato, los Jah Macetas seguían un patrón más clásico, basado en dos pilares fundamentales: la utilización de bases rítmicas del seminal Studio One y la variante de reggae romántico y muy practicado en Inglaterra conocida como Lovers Rock. Además, a partir de 1986, el carismático Pere Andrés se sube al carro como cantante solista tras la marcha de Julio “Fari” Beltrán, aportando nuevas composiciones y una presencia escénica que dará alas al grupo liderado por el guitarrista Sergio Monleón. El ejemplo de estas primeras formaciones iba a servir de acicate para el surgimiento de otras muchas en toda la geografía peninsular.
(sigue en el disco)

Tracklist:
A1. Potato – Rula (1988)
A2. Jah Macetas – Dime (1990)
A3. Números Rojos Ft. Ragnampiza – Ave Europa (1990)
A4. Mango Bongo – One, Two (1991)
A5. Malarians – No Lo Pienses Mas (Circa 1988) inédito
A6. Banana Boats – What A Saturday Night (1993)

B1. Roots Generator – 1992 (1993)
B2. To Pa Jah – Mi Amigo Revolucionario (1995) sólo editado en K7
B3. Dr. Calypso – Reggae Para Peach (1995) sólo editado en K7
B4. Jah Macetas – El Sueño Del Capitán (1997)
B5. Potato – Jabalíes (1992)
B6. Lone Watti – I & I (1997)

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